Sin lugar a duda la especie humana ha sido el organismo que más ha alterado su entorno con el fin de proveerse de alimento, refugio, bienes y servicios. Desde el neolítico, hace unos 12.000 años atrás, los seres humanos encontraron un enorme impulso de crecimiento y progreso en el desarrollo de la agricultura y la cría de ganado. Dicho evento es tan determinante que algunos ubican el inicio del Antropoceno en ese momento (Maroto Borrego, 2014. p. 23).
Si bien la actividad agropecuaria premoderna (anterior al siglo XVIII) no generó un impacto medioambiental trascendente o irreversible, debido en general a su aún moderada escala, artesanalidad de sus practicas y uso de insumos de origen natural, sus efectos se incrementarían de manera acelerada con la revolución industrial y la posterior revolución verde y ganadera.
Con la mecanización de la agricultura, el uso de la tecnología y la genética se incrementó en gran manera la productividad del sector agropecuario. Con aquellas herramientas se estima que la producción anual de alimentos en el mundo ha llegado a 8.430 millones de toneladas. Sin embargo, se calcula que para el 2050 será necesario pasar de esa cifra a 13,500 millones de toneladas de alimentos producidos para proveer a una población de 9.700 millones de personas; además el 80% de dicha producción adicional deberá proceder de suelos ya cultivados (FAO, 2017).
Esta realidad es una de las mayores preocupaciones frente al modelo de desarrollo vigente y sus esquemas productivos, comerciales y de consumo. Si bien es cierto que la actividad ganadera intensiva e industrializada, entendida como modelos de producción animal bajo confinamiento, bajo presiones alimenticias, productivas y reproductivas, son responsables de una gran parte de la producción de gases de efecto invernadero, uso de agua y maltrato animal, estas son características de un modelo de producción en particular. Por eso no debe ser motivo de satanización generalizada de la producción animal ni del consumo de productos de dicho origen, ya que es fuente de alimentos de alta calidad nutricional que aportan en gran medida en la lucha contra el hambre, y como actividad productiva es fuente de trabajo para un gran número de personas y único medio de subsistencia para muchas familias rurales.
Aunque la complejidad de esta problemática es grande, en mi concepto buena parte de su solución esta en el cambio de modelo productivo. Es necesario abandonar la intensificación que transgrede los límites ecosistémicos y encaminándose a una producción eficiente sustentable, que provea tanto alimentos para las personas como bienestar para los animales, integrando practicas agroecológicas que mitiguen su impacto sobre el medio ambiente y los recursos naturales.
Con dicho modelo de producción en mente es necesario apoyar a aquellos sistemas de agricultura familiar a que mejoren sus condiciones productivas y comerciales encaminándose hacia la sustentabilidad. Ya que son uno de los sectores más influyentes globalmente al involucrar a 500 millones de los 570 millones de explotaciones agrícolas en el mundo ósea un 88%, las cuales generan un 80% de los alimentos del planeta (FAO, 2018).
Al acercar a la sustentabilidad a las producciones de agricultura familiar, como las de el niño de Malasia en la fotografía, se puede aportar a la salida de la pobreza, a la producción de alimentos, la lucha contra el hambre y a el desarrollo de las economías de las comunidades rurales. Pues estas, en la mayoría de las ocasiones, poseen la empatía y la habilidad para trabajar con animales de forma adecuada, necesitando solamente ayuda y apoyo para aprender a hacer mejor sus prácticas.
Si bien la ganadería industrializada ha sido gran parte del problema, la ganadería familiar podría ser fuente de inspiración para encontrar una solución. La fotografía me genera esa esperanza de cambio, por el bienestar de los animales, del planeta y la oportunidad de un futuro mejor para los niños, que a pesar de las difíciles condiciones de vida pueden tratar con bondad a los animales que proveen a su familia de alimento.
BIBLIOGRAFÍA
FAO. (2017). Trabajo estratégico de la FAO. Trabajo Estratégico de La FAO Para Una Alimentación y Agricultura Sostenibles, I6488, 28. http://www.fao.org/3/a-i6627s.pdf
FAO. (2018). Transformar la alimentación y la agricultura para alcanzar los ODS - 20 acciones interconectadas para guiar a los encargados de adoptar decisiones. In Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. http://www.fao.org/3/I9900ES/i9900es.PDF
Maroto Borrego, J. V. (2014). Historia de la Agronomía. Mundi-Prensa Libros.
Sulaiman, M. N. (2019) [Fotografía]. Recuperado de https://cutt.ly/sflxaDJ
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