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Juan José Baracaldo

Anthropocene

Actualizado: 1 dic 2020

El siguiente escrito busca realizar una crítica de Anthropocene, canción que hace parte del álbum “AirEffect” lanzado el 12 de junio de 2015 (OZmotic & Fennesz). Esta producción es fruto de la colaboración del proyecto OZmotic, conformado por un dúo artístico, junto con el músico electrónico y guitarrista Christian Fennesz, quienes, en esta música, plasman el concepto que se propone a partir del descubrimiento que realiza un observador de un futuro indeterminado al toparse con una “caja negra” de la era del Antropoceno (OZmotic & Fennesz – AirEffect, s.f.). El análisis que se planteará a continuación girará en torno a los simbolismos sonoros y musicales, de la pista anteriormente mencionada, que permiten al oyente entender tanto causas como efectos presentes en el término del Antropoceno.


La canción Anthropocene, perteneciente al género de la música electroacústica (aunque con instrumentos acústicos como el saxofón), contiene una historia implícita narrada a través de melodías, sonidos de la naturaleza y efectos sonoros. En la primera sección existen dos elementos principales que permiten al oyente percibir cierta aura lúgubre, lamentable, que produce un sentimiento de tristeza profunda. De estos elementos, en primer lugar se encuentra el alarido de un animal que expresa un agudo dolor, incesante durante los primeros minutos de la canción, componente que es apoyado musicalmente por las melodías lentas y cromáticas (que emplean semitonos en una escala) tocadas por el saxofón (OZmotic & Fennesz, 2015, 0:00-3:32). Por otro lado, el sonido de una llovizna emerge desde el comienzo de esta sección inicial, no obstante su significado simbólico solo puede ser entendido a partir de los elementos que se presentan en la sección consecuente. Despúes de presentar estos elementos, es factible afirmar que los artistas buscan representar la pérdida de biodiversidad que se ha estado dando en la era del Antropoceno, que incluso, según los límites planetarios propuestos por Johan Rockström y sus colegas (2009), esta tasa de pérdida de biodiversidad excede la tasa natural entre 100 y 1000 veces más.


Antes de continuar con la segunda sección, resulta imprescindible hacer énfasis en el cambio que se da en la llovizna: en el minuto 3:24 la intensidad de las precipitaciones aumenta drásticamente y cuatro segundos después se escucha el estruendo de un rayo. Este cambio repentino sirve de transición a la próxima sección, cuyo ambiente, de igual manera, sufre un cambio contundente. Un sonido grave y hondo marca el inicio de la siguiente sección, que se ve acompañado de pequeños “golpes” de timbre brillante, metálico y algo distorsionado. A medida que se desarrolla la canción, igualmente incrementa la intensidad sonora apoyada por sonidos ligeramente estridentes que llenan el ambiente poco a poco; la cantidad de repeticiones, tanto de golpes como de sonidos, graves aumenta de modo tal que el alarido del animal ya no se escucha (OZmotic & Fennesz, 2015). Esta serie de elementos ligados al desarrollo que atraviesan permite llegar a distintas afirmaciones. Los golpes metálicos representan, de cierto modo, el inicio de la era industrial, época por la cual Paul Crutzen adjudica el inicio del Antropoceno (Svampa, 2018), y que a la vez que crecen en cantidad indican una proliferación de construcciones y fabricación de productos. Por otro lado, el sonido grave produce una sensación de que “cae” representando una especie de premonición de que el mundo ha entrado en una fase de decadencia, lo cuál tiene su lógica si consideramos que conforme avanza la canción este sonido se vuelve más frecuente, indicando un aumento en el declive ecológico.


Finalmente, los sonidos relacionados con las actividades humanas desaparecen, y los artistas dejan al oyente únicamente con el sonido de la lluvia junto con un último alarido del animal (OZmotic & Fennesz, 2015, 7:34). De esta forma se entiende que la lluvia representa el daño que sufre la biodiversidad a partir de las actividades realizadas por el ser humano. En cuanto a la capacidad de los artistas para pintar con el sonido la época del Antropoceno, es posible asentir que han logrado mostrar una imagen vívida de las consecuencias producidas por el hombre sobre la biodiversidad. Si bien esto es solo un aspecto, un efecto entre tantos que existen (el cambio climático, la emisión de gases de efecto de invernadero), es imposible describir tal magnitud de concepto en tan solo ocho minutos de música.


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